MANIFIESTO POR EL DÍA INTERNACIONAL DE LA NO-VIOLENCIA (2 DE OCTUBRE)

Nosotras, mujeres y hombres del siglo XXI, decimos que la violencia y la discriminación ya no acompañan a la sensibilidad de esta época que reconoce el sufrimiento de cualquier ser humano como propio.

La violencia está presente en todos los rincones del planeta con sus diferentes formas de expresión: física, económica, racial, sexual, de género, religiosa, psicológica, moral e institucional.

Las cúpulas de los distintos poderes ejercitan la violencia y la justifican para mantener o extender su hegemonía; la legitiman persistiendo en utilizarla como único medio para resolver los conflictos. A su vez, se asume por parte de todos como modelo de conducta en las relaciones humanas, creándose así un círculo cerrado que sumerge a la humanidad en patrones destructivos, pusilánimes, serviles y sin salida.

Denunciamos que es criminal resolver los conflictos matando a otros; que es intolerable discriminar a otro por cualquier motivo: por cuestión de género, color de piel, estilo de vida, o creencia; que es indecente e inmoral vivir en la opulencia mientras la miseria no para de crecer.

Denunciamos la manipulación orquestada por estos poderes para los cuales el valor central es el dinero y no el ser humano. Sus decisiones tienen consecuencias desastrosas que son incapaces de prever.

Por todo ello, afirmamos que:

Es necesario aprender e implementar la no-violencia como respuesta frente a la injusticia, al cinismo y al nihilismo predominantes.
Es necesario movilizarse para superar el dolor y el sufrimiento, para que nada esté por encima del ser humano y ningún ser humano esté por encima de otro.
Es urgente tender puentes, tejer redes, reconciliar, despertar afectos.
Es bueno poner nuestra reflexión, emoción y acción en una dirección humanizadora, aprendiendo a tratar a los demás como queremos ser tratados.

Por primera vez en la historia el mundo está interconectado, por lo que es urgente el reconocimiento y respeto de la diversidad de los individuos y los pueblos.
Es indispensable el desarme, no solo entre las naciones sino también en el interior de cada individuo.

Es valiente no resignarse y retomar la fe en el futuro.
Es adecuado imaginar e implementar vías de salida a este sistema aparentemente cerrado.

Es hora de conformar una fuerza moral que dé un nuevo rumbo constructivo y evolutivo a nuestra vida y a la del planeta.

Convergencia de las Culturas
FICNOVA
Humanistas por la Renta Básica Universal
Observatorio de la No-Violencia